A partir de la idea de desplazamiento en dirigible surge la preocupación por aprovechar las cubiertas de los edificios. Se trata de recuperarlas como espacio urbano, como una plaza pública más, un lugar de reunión. La forma de acceder a ellas, por la entrada al edificio y por ascensor, convierten a estos elementos en públicos, generando un nuevo concepto de calle, que se ensancha y entra en la planta baja de los edificios. Las dimensiones del ascensor se convierten en módulo de los elementos que colonicen las cubiertas.
Esto obligaría a modificar las normas urbanísiticas para futuras amplicaciones de la ciudad: el propietario debe donar a la ciudad un porcentaje del suelo en planta baja para permitir un acceso y uso público de su cubierta, así como la obligación de colocar un segundo ascensor, de uso público, en la fachada. Los límites entre lo público y lo privado se diluyen: la ciudad se expande.
Esto obligaría a modificar las normas urbanísiticas para futuras amplicaciones de la ciudad: el propietario debe donar a la ciudad un porcentaje del suelo en planta baja para permitir un acceso y uso público de su cubierta, así como la obligación de colocar un segundo ascensor, de uso público, en la fachada. Los límites entre lo público y lo privado se diluyen: la ciudad se expande.