Continuando con el enfoque colectivo, cada religión dispone de un espacio propio, pero no se trata de un lugar fijo y determinado de antemano. De esta manera, en la zona junto al río se concentra el espacio para el desarrollo del programa. Éste es temporal e imprevisible, pero regulado mediante el término “spirit”: cumpliendo con sus parámetros ya mencionados y pudiendo conseguir un máximo de 40 y un mínimo de 15 spirits, se puede desarrollar cualquier tipo de programa que cumpla con esos requisitos, pudiendo surgir elementos inesperados. Además, todo programa es constantemente revisado, pudiendo desaparecer con el tiempo en caso de incumplir con el mínimo de spirits. Todo esto se controla en el espacio de gestión del parque, donde cada usuario puede consultar las salas existentes y su disponibilidad. De esta manera, aparecen locales para usos rituales, para reuniones y trabajo de grupos ecologistas, para realizar clases y cursos de aprendizaje, para conferencias… Además, cada local cuenta con el requisito de ser un espacio versátil y permitir más de un uso, para favorecer el diálogo entre la comunidad (así, una misma sala puede utilizarse para el rito cristiano y para el musulmán dependiendo de la puerta por donde se entre, o para el rito baha’i y para reuniones de colectivos ecologistas)
El programa de locales queda unido por un sistema de pasarelas y rampas descendentes que conecta de forma natural el nivel del paseo elevado con el nivel del río. Se genera así un ”paisaje de encuentros” donde multitud de plazas enlazadas favorecen el diálogo y la relación entre los usuarios de los locales.
Por otro lado, desde el punto de vista individual propongo favorecer el desarrollo espiritual del individuo mediante el aprendizaje y el retiro personal en centros de meditación independientes, donde permanecer unas horas, días o semanas, en estado de reflexión. Estos centros se sitúan en la segunda planta, entendiendo así la sección como una ascensión a un mayor nivel de concienciación ecológica.
El programa de locales queda unido por un sistema de pasarelas y rampas descendentes que conecta de forma natural el nivel del paseo elevado con el nivel del río. Se genera así un ”paisaje de encuentros” donde multitud de plazas enlazadas favorecen el diálogo y la relación entre los usuarios de los locales.
Por otro lado, desde el punto de vista individual propongo favorecer el desarrollo espiritual del individuo mediante el aprendizaje y el retiro personal en centros de meditación independientes, donde permanecer unas horas, días o semanas, en estado de reflexión. Estos centros se sitúan en la segunda planta, entendiendo así la sección como una ascensión a un mayor nivel de concienciación ecológica.
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